30 mayo 2018 / por Orliana
Hace más de 25 siglos, uno de los primeros filósofos griegos, Parménides, postuló la idea de que el ser determina las acciones y ese ser es inmutable; es decir, su esencia resulta inalterable, inmodificable.
Para Rafael Echeverría, creador de la ontología del lenguaje y uno de los referentes del coachingontológico a nivel mundial, esa concepción metafísica se ha insertado como un gen en la humanidad y es la principal traba para que los hombres enfrenten hoy su principal problema: la incapacidad de responder a las constantes transformaciones.
Echeverría fue uno de los principales oradores en el Tercer Congreso de Inteligencia Emocional, Mindfulness y Liderazgo Coach, organizado por Cristina Schwander en conjunto con la Universidad Siglo 21, y acompañado por La Voz.
En un salón de convenciones del Dinosaurio Mall repleto, el consultor dio pautas sobre cuáles son los pasos que debe seguir cada persona para salir de esta visión de un ser que no puede modificarse ni adaptarse a los cambios.Según Echeverría, la humanidad está afrontando un escenario completamente nuevo, en el que el pasado perdió peso para explicar los problemas del presente y todo se enfoca en el futuro. “Hay olas masivas de transformación que generan olas masivas de obsolescencia. Estamos inmersos en un proceso creativo permanente, que provoca un fenómeno destructivo hacia cuestiones del pasado. Lo que por mucho tiempo funcionó, descubrimos que hoy ya no sirve”, indicó el experto.
En ese sentido, completó: “Estamos atrapados en una concepción de nosotros mismos y de la realidad, de que estamos condenados a ser como nacimos y no podemos hacer nada, que nos impide responder con eficacia a los problemas y desafíos. Esa visión es lo que nos impide adaptarnos a un mundo en permanente transformación”.
Para Echeverría, es hora de cambiar de paradigma y escuchar las nuevas tendencias y concepciones, como las de la neurobiología, que indican que no actuamos como somos, sino que podemos ser como actuamos.
Su propuesta es el programa “Osar”, que no sólo se relaciona con el significado del verbo en relación con “animarse”, sino que se expresa en el contenido de su sigla: el Observador, el Sistema, las Acciones y los Resultados.
Echeverría sostuvo que los resultados están directamente relacionados con las acciones y que estas acciones se ejecutan “observando” la realidad, en una mirada direccionada por el sistema; es decir, la cultura.
“Heredamos la forma de observar de nuestra cultura, de pensar que el ser determina la acción y es inmutable. Hay que cambiar el eje a la visión de que la acción determina el ser: si cambiamos la forma de actuar, cambiamos la forma de ser. El ser que debe regir nuestras vidas es uno que, desde que nace, aspira a ser, que no tiene un destino marcado sino que puede inventarse uno”, remarcó Echeverría.
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