21 marzo 2016 / por Orliana
Vive en el campo. Nieto e hijo de educadores, hoy es director del Instituto Hans Christian Andersen de San Fernando, fundado por su madre hace ya 50 años quien es escritora y quien lo ha motivado para escribir su primer libro que piensa llamar: “Cuentos con Coaching: El chaleco de rombos azules y grises”. Hoy dice ser amante de la ecología y protector del Medio Ambiente.
Cuenta que ha estudiado varias carreras: ”Estudié Diseño Gráfico, soy Técnico en Administración de Empresas, Estudié teatro con Pury Durante en el Teatro Moneda, Ingeniería Comercial y Pedagogía en Lengua Castellana. Un Diplomado en Dirección de Centros Educativos de la Universidad Autónoma de Barcelona y en el 2012 fue seleccionado como director de excelencia por parte del Mineduc y estuvo una pasantía para directores de excelencia en la Universidad de Salamanca, España.
Declara que es una persona muy sensible y, que de una u otra manera eso le jugó en contra en algún momento de su vida. Sin embargo, eso lo motivó a desarrollar su tema de investigación que hoy lo convierte en el primer graduado del Magíster de Coaching Ontológico Avanzado que la Escuela de Coaching Ontológico de Rafael Echeverria, ECORE, desarrolla en conjunto con la Universidad San Sebastián.
Me dedico al coaching con fuerza desde hace unos 5 años, pero aún más, desde que certifiqué como Coach Ontológico Senior el 2015. Con ello he podido desarrollar un proyecto educativo “centrado en la persona del educando” desde muchas miradas generativas.
En el colegio hago talleres para padres, profesores y estudiantes, he tratado de demostrar que la piedra que falta en educación, es la de la ontología y la del profesor coach.
Es difícil centrar a los profesores en un proyecto así, porque sobre todo en enseñanza media, son celosos de sus asignaturas y pareciera se olvidan de que tratan con personas y que con ellas tienen que alcanzar APRENDIZAJES.
Los logros de este “trabajo de hormiga”, digo yo, se ven o se asoman, poco a poco. Yo dicto una asignatura que los niños le llaman Coaching, es una especie de curso de desarrollo personal desde el lenguaje, que entrega posibilidades, miradas nuevas y competencias a los estudiantes. Allí he podido entender, que lo que afecta al sistema escolar chileno, que es el tema de la famosa “nota”, que limita los aprendizajes de los estudiantes, los llena de falta de motivación por el aprender y empodera al docente en sus conocimientos. Es nefasto. Por ello, desde allí he ido haciendo transformaciones al sistema, pero siempre se depende de un sistema central mayor que puede afectar mucho nuestra propuesta, pues en ella se enfatiza el RESULTADO y no el proceso de aprendizaje lo que nos preocupa más.
Conocí el Coaching cuando entré a estudiar el Diplomado de Competencias Genéricas en Newfield Consulting el año 2009. Entonces hubo aprendizajes y experiencias que me maravillaron y empecé a interesarme más y más. Luego entré a estudiar al Diplomado de Coaching Ontológico, que me costó…, y certificar, también. Sin embargo, los aprendizajes logrados me motivaban, sentía que había algo de mí no explotado en esa área, actividad y profesión, y que la necesitaba con mucha fuerza.
Luego, me llegó la invitación de pasar a formar parte de la sexta generación del Avanzado de Coaching Ontológico, y le pregunté a Miguel Pizarro si eso que veía como tan especial y difícil podría ser una opción para mí. Bueno y acá estoy en esta entrevista. Le debo tanto a Newfield Consulting, a su equipo, a Miguel Pizarro, quien fue mi coach y del que aprendimos tanto en mi comunidad.
Entonces, certifiqué en marzo de 2015 y partí con mi proyecto paralelo a la educación: el de hacer coaching. Abrí una consultora en Santa Cruz, ciudad donde no me ha ido nada de bien, pero a la que quiero mucho, porque fue allí donde viví gran parte de la experiencia de mi tesis de magister, donde redacté y materialicé este logro.
¡Qué buen pregunta! Siento que ese valor agregado se convierte en obras, experiencias y relaciones todos los días. Con mi tesis terminé de convencerme de que la transformación es posible, y caminar distinto por la vida desde una mirada generativa, habilita todos los días posibles experiencias positivas y enriquecedoras. El solo hecho de poder hacer muchos y profundos cambios en la educación y concretamente en un establecimiento educacional, es magnífico. Tengo o administro 3 páginas web, la del Colegio, la de Coaching para la educación y la de mi Consultora, Espacio Coaching, y esa ventana es magnífica.
Desde hace un tiempo tenía las ganas de materializar una idea de llegar con este mensaje ontológico a más personas, salir un poco del ámbito educativo. Presenté un proyecto a una radio de la ciudad, la que se escucha en casi toda la región y por internet. Y empecé con un programa de Coaching en el segundo semestre de 2015 con 10 minutos semanales, es decir, los miércoles a las 10;30, los que ya van en casi 30 minutos al aire y con la renovación de continuar con el programa por todo el 2016 en Manía FM. Entonces, en este Ciclo de Coaching Ontológico en el Matinal de la Radio, no doy recetas, sino la mirada diferente a temas de actualidad o atingentes al momento: Fiestas Patrias, Navidad y ahora, las vacaciones; ontologizando y hablando de sentido de la vida. Suena complicado, pero ha sido un éxito, y esa experiencia comunicacional, me encanta y llena plenamente.
Sinceramente, me gustaría hacer mucho más, y por eso entré al magister, trabajar en una universidad, compartiendo esta experiencia a los futuros profesionales o en cualquier institución así, ya que en el colegio desde el año pasado no estoy tiempo completo, así tengo tiempo para la educación y para el coaching por los menos 2 a 3 días a la semana con actividades diversas.
Mi tema se centra en la “Pérdida de la Sensibilidad”. De cómo un adulto, después de años de vivir y luchar por lo que desea, se detiene y declara que pareciera que ha perdido su sensibilidad, que se siente muy insensible.
Después de darle muchas vueltas a la literatura consultada, sobre todo psicológica y descubrir que todas las terapias que tratan diversos tipos de pérdida de la sensibilidad apuntan a trabajar el cuerpo o las emociones del paciente, los coaches ontológicos podemos, además, trabajar desde el lenguaje esa intervención, es decir, detenernos en el juicio de la declaración lingüística, en esa particular forma de interpretar la realidad de quien lo declara, a partir de sus experiencias que lo han conducido a planteárselo en un momento de su vida. Entonces trabajo tres casos puntuales en los que se profundiza sobre el fenómeno de la pérdida de la sensibilidad a través de un trabajo de indagación fenomenológica.
Mi planteamiento apunta a realizar una reconstrucción ontológica del juicio, la pérdida de la sensibilidad es un posible resultado porque el observador lo evalúa en función de lo que ha experimentado. Para llegar a ser un observador diferente, para expandir la forma en que actuamos y producir nuevos resultados en nuestra vida, podemos aprender nuevas distinciones y según sea el caso, diversas y diferentes distinciones harán que un observador en particular pueda aprender nuevas acciones y miradas para ver y sentir de una manera diferente lo que le angustia. La salida de ese laberinto apunta a la conversión del observador, a la transformación de su interpretación, con un nuevo cuerpo, con nuevos juicios, casi, con una nueva identidad.
En verdad que muy enriquecedora, pero terrible en muchos momentos, y hoy lo veo como lo terrible necesario para cambiar, para mudarte del observador que eres al que empiezas a descubrir que puedes ser. Y los obstáculos están ahí, mirándote todo el tiempo y muchas veces no logras verlos. Es un continuo empezar pues cuando has transformado algo, te percatas que el camino es infinito… cuando transformas el juicio, pareciera que todo puede ser maravilloso, incluso el llorar que quizá pudo incomodarte en algún momento. Ese proceso que ha sido largo y difícil, hoy solo puedo calificarlo de maravilloso, creo que nunca estuve más protegido y rodeado de tanta gente magnífica. Es una gran experiencia en la que es posible descubrir la fragilidad y la grandeza del ser humano tan cerca una de otra, descubrir ese pequeño gran detalle del que estamos hecho y que muchas veces pareciera olvidamos, el amor: amor por una mismo, por los demás, por lo que nos rodea, el medio ambiente; es un amor infinito que cuesta encontrar y ver como profundamente necesario en nuestra existencia y que quizás los coaches, aprendemos a verlo, a compartirlo y muchas veces a despertar en quienes nos lo permitan.