16 mayo 2019 / por Orliana
Según las estadísticas, cada vez son más las empresas que desarrollan programas de coaching para sus empleados, esto con el objetivo de fortalecer al equipo en temas de resultados o ayudar a los puestos superiores a ejercer un mejor liderazgo, entregando herramientas que permitan la adaptación y el aprendizaje de nuevas competencias cuando hay un ascenso dentro de la misma empresa.
Un estudio reciente de la International Coaching Federation –ente a nivel internacional que regula las prácticas del coaching– señala que el coaching profesional aumenta un 70% la productividad de las empresas. Estos datos demuestran la eficacia de la implementación de estas estrategias, sobre todo en escenarios de adaptación a nuevos cargos, como ocurre con los ascensos.
En esos casos, la relación con los pares se convierte en un gran reto, pues se debe mantener la cercanía con ellos y al mismo tiempo lograr que colaboren con este nuevo puesto de liderazgo. “Desde la mirada sistémica, lo trataríamos con la filosofía de ‘piernas abiertas’, tomando el término prestado de un consultor sistémico reconocido. Esto es, mostrándole al líder la necesidad de mantener un pie en su antiguo rol y colocar otro pie en su nuevo rol. Su tarea a lograr es obtener la legitimidad como nuevo líder de parte de aquellos que antes eran sus colegas, y lidiar con las posibles resistencias que naturalmente surgen por parte de aquellos que fueron sus pares”, explica Gustavo Martín, psicólogo clínico y magíster en Filosofía y Ciencias Humanas que además se desempeña como Coaching Ontológico en la Escuela de Rafael Echeverría, ECORE.
Eventualmente, el ascenso de un miembro del equipo puede generar inquietud en el resto, e incluso dar paso a emociones más tóxicas con las que el líder tiene que aprender a lidiar, pero sin dejar de tomar su nueva posición y asumir que es él quien estará a cargo. Sin embargo, debe procurar mantener y enriquecer los vínculos anteriores.
En cuanto a la emocionalidad que debe tomar la persona ascendida en este desafío, el coach señala que dependerá de lo que el equipo requiera en ese momento determinado.
“Esto, en otras palabras, significa que este líder de hoy en el que creemos debe ser un avezado navegador en sus propias emociones para así desarrollar la sensibilidad necesaria para mirar los ambientes emocionales en los que habita, y en los que genera constantemente impactos desde su rol”, detalló.
La transformación es una pieza clave para adaptarse a un cambio de estas caracteríticas, y el coaching puede cumplir un rol fundamental en el aprendizaje de nuevas competencias.
“Quizás un buen camino es la combinación y equilibrio entre tener las competencias técnicas que garanticen efectivamente lograr los resultados, y tener las competencias conversacionales necesarias para generar conversaciones de valor, entregando afirmaciones que den cuenta de dichos resultados, que promuevan su influencia y capacidad de desarrollo de equipos, y en últimas, que impacten su identidad pública de manera favorable”, comentó el experto.
Finalmente, destacó que
“saber generar peticiones competentemente puede ser un poderoso complemento de todo lo anterior”.