7 junio 2018 / por Orliana
Córdoba. A sala llena. Así fue la presentación del filósofo chileno que hipnotiza con su saber. Su charla fue la perla del «Tercer Congreso de Inteligencia Emocional, Liderazgo Coach y Mindfulness» organizado por la Universidad Siglo 21, en la ciudad de Córdoba.
Con más de 15 libros publicados, Rafael Echeverría es el coach más prolífero del mundo, uno de los que más ha aportado en el crecimiento de esta nueva disciplina y quien desarrolló la noción de «ontología del lenguaje».
Rafael Echeverría estudió sociología en la Universidad Católica de Chile – institución en la que ha sido profesor del Programa de Magister en Ciencias Sociales y miembro del Consejo Superior –y luego, se doctoró en Filosofía en la Universidad de Londres. Sus libros más difundidos son «Ontología del Lenguaje» (Dolmen) y «La Empresa Emergente» (Granica).
Durante 14 años se ha desempeñado como consultor de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) de las Naciones Unidas. Ha sido asesor de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (CNPq) del Brasil; colaborador en el Center for Quality of Management (CQM), en Boston (EE.UU), y miembro del Comité Internacional de la Society for Organizational Learning (SoL) del MIT y de la Academia Mundial de Arte y Ciencias (WAAS) .
Hoy, es el presidente y fundador de Newfield Consulting. Junto a Alicia Pizarro, ha formado más de 55 generaciones de coaches ontológicos en 15 países, y han entrenado a unos 9 mil ejecutivos, gerentes y empresarios de alta dirección.
En un mano a mano con Infobae, Rafael Echeverría compartió las siguientes reflexiones:
— Para comenzar, una pregunta bastante básica pero que mucha gente se hace: ¿Qué es el coaching? ¿Qué diferencias tiene con otras formas de abordar el autoconocimiento y la superación personal?
— El coaching es una disciplina nueva que se sustenta en una mirada del ser humano muy particular, especialmente en la variante que nosotros desarrollamos, que es la que llamamos el «coaching ontológico». Y ontológico porque se basa en una concepción del ser humano – de cómo el ser humano construye realidad, cómo construye el mundo – que se inspira en los desarrollos filosóficos más importantes de fines del siglo XIX y XX.
“Se nos enseñan muchas cosas, pero no se nos enseña a aprender. Y resulta que aprender a aprender es la madre de todas las competencias” (R.E.)
Esos filósofos le confieren al lenguaje una importancia enorme, por el hecho de que somos seres lingüísticos. Por eso, creemos que ésta es la variante del coaching más profunda, más rigurosa, más poderosa.
-¿Cuál es la oferta que hace el coaching?
– Particularmente el coach ontológico es una disciplina que no presupone que hay una patología. Esa es una gran diferencia con respecto a muchas áreas de la psicología; aunque no todas porque en la Argentina está el Instituto de Psicología para Gente Sana, con quienes hemos tenido un vínculo tiempo atrás.
El coaching ontológico, no parte del supuesto de que la persona tiene algún tipo de patología; sino que se trata de encarar experiencias de aprendizajes profundos en aquellas áreas en donde las personas sienten que se atascan, o que no son capaces de cumplir sus aspiraciones, sus sueños; en cuestiones que le son fundamentales.
Y hay profesionales que pueden ayudarlos a ver lo que no ven y a tomar las acciones que no pueden tomar. En ese camino, realizan aprendizajes que los transforman en el tipo de ser que ansían ser.
Estamos viviendo una ola de obsolescencia muy grande donde muchas profesiones están siendo puestas en cuestión. Dentro de ellas, muchas corrientes de la psicología se están siendo cuestionadas. La psicología descansa en dos supuestos fundamentales para el desarrollo de la profesión que son problemáticos, y a los que, incluso los psicólogos, no son capaces de responder con claridad: ¿Qué es lo mental? ¿Qué es la conciencia? Y segundo ¿Qué es una mente enferma?¿Hay enfermedades mentales?
Sin embargo, el coaching será una de las profesiones más requeridas a futuro. No en vano, uno de los teóricos más destacados de las tendencias que vienen, como consecuencia de las innovaciones tecnológicas, que es Kevin Kelly, cuando se pregunta en su último libro «The inevitable» («Lo inevitable»), qué tipo de profesiones van a tener viabilidad futura, él no duda: una de ellas será el coaching.»
Porque frente al impacto de las transformaciones y de las obsolescencias que éstas imponen, se requiere responder con una capacidad de transformación personal, que nos cuesta realizar.
“Tu ser es un proyecto por construir. Lo que seas dependerá de ti y está en tus manos, en tus acciones. Somos responsables del ser que podemos llegar a ser. Ese ser por construir es lo más importante en nuestras vidas” (R.E.)
Es decir, el problema más serio de la humanidad hoy, es que nos enfrentamos una serie de transformaciones y de obsolescencias a las que no estamos siendo capaces de responder adecuadamente.
El coaching -y muy particularmente el ontológico – es una experiencia de aprendizaje profundo que conduce a formas de ser más expansivo, más acordes con nuestros tiempos y a responder a los desafíos que todos enfrentamos en forma reiterada.
-El mundo de hoy es muy interesante. Hasta hace un tiempo atrás hablábamos de la sabiduría de los viejos, hoy en día ser viejo es una desventaja brutal. Y te lo digo porque yo tengo que enfrentarme a nivel personal para contrarrestar lo que es verse aferrado a supuestos que uno está obligado a cambiar. Y la emergencia de las sensibilidades nuevas que la juventud aporta, es de las dinámicas más interesantes que hoy en día están aconteciendo. La fuerza de transformación histórica que nos está llegando desde varios movimientos juveniles es increíble. Estamos entrando en un mundo completamente nuevo. Y donde yo creo que esta disciplina, el coaching ontológico, va a ser una oferta creciente y muy demandada.
— Muchos de los trabajos actuales van a desaparecer, y la mayoría de los que van a existir en el futuro, ni los imaginamos aún ¿Pero podemos ir adivinando cuáles serán las competencias que nos va a demandar el nuevo mundo? Tanto en conocimientos concretos, como en habilidades blandas.
— Pienso que el futuro nos va a deparar sorpresas muy grandes. Una de las cosas que está pasando es que – por la aceleración del cambio, por su carácter exponencial, sistemático, sistémico y cualitativo – estamos teniendo dificultades crecientes para precisar lo que podría pasarnos. Como tú bien dices se afirma con mucha fuerza que vienen profesiones que no atisbamos a identificar y que, en 15 años, el 70% de los oficios y las profesiones actuales van a estar completamente obsoletas.
Habiendo dicho eso yo pienso que hay dos elementos al menos que resultan fundamentales, que son parte central del tipo de formación que nosotros enseñamos.
“Los seres humanos requerimos del sentido de la vida, como condición de nuestra existencia. Esta pareciera ser la otra cara del poder que tenemos en participar de nuestra propia creación” (R.E.)
El primero, tiene que ver con las competencias conversacionales, entre ellas la capacidad de escuchar, de crear espacios emocionales expansivos que expandan los umbrales de posibilidades. También las competencias para saber emitir juicios fundados que tengan posibilidades de orientarnos mejor hacia el futuro. Porque nada nos guía mejor que la capacidad de emitir juicios fundados, de desenvolvernos con impecabilidad en las promesas que hacemos, de poder tocar temas que normalmente rehuimos – porque, cuando los abordamos las consecuencias no son positivas, porque son delicados o conflictivos -.
Una competencia que es fundamental es la de saber diseñar conversaciones. Para dos cosas: asegurar el logro de los objetivos que nos proponemos y resolver los obstáculos que encontramos en el camino.
Otra es la de enseñarles a los hombres y mujeres la capacidad de tener autonomía de aprendizaje. Porque no va a haber competencia más importante que saber soltar lo que sabíamos y aprender cosas nuevas. Esa es otra competencia que se hace en prácticas conversacionales: tener la capacidad para poner en cuestión las competencias y conocimientos que teníamos y abrirnos a competencias nuevas y poder diseñar estrategias de aprendizaje.
Hay algo muy importante: hasta ahora hablábamos de competencias técnicas, funcionales, es decir, cómo se hace o prepara tal y cual cosa, cuál es el algoritmo que tenemos que seguir para lograr tal o cual resultado. Esas competencias técnicas y funcionales se enfrentan a una ola de obsolescencia brutal. Estas otras son genéricas, son transversales, afectan al conjunto de la existencia humana. Nada las va a convertir obsoletas, aprender a escuchar te va a servir siempre porque siempre los seres humanos han sustentado su existencia en competencias como estas.
— Y son justo las habilidades que la inteligencia artificial y las máquinas no van a poder hacer
— Pero exactamente, exactamente.
“El ser humano libre es aquel que ha sometido sus valores a juicio crítico y puede concluir que sus juicios le pertenecen a él y no él a sus juicios” (R.E.)
— Bajo el ala del nombre «coaching» se guarecen también grupos y corrientes que se desempañan de una manera muy improvisada e irresponsable ¿Cómo diferenciar a quiénes son serios de quiénes no lo son?
— Tú tocas un punto que es fundamental. El coaching hoy es una variedad de propuestas muy distintas y profundamente desiguales. Muchas de ellas muy cuestionables. Nosotros creemos que la propuesta del coaching ontológico es la más rigurosa, es la más profunda y es la más poderosa de todas. La que produce los resultados más sorprendentes. Esta escuela se basa en 3 principios que son fundamentales: el rigor conceptual – nos alimentamos de las mejores tradiciones de pensamiento en filosofía, las humanidades y las ciencias -, la ética – basada en el respeto y en proteger la autonomía de la persona que está haciendo coacheada, de desarrollar relaciones de confianza y de agregación de valor para esa persona -. Y, por último, con prácticas capaces de exhibir una transformación eficaz, robusta y recurrente .